Un artículo publicado en la revista de acceso abierto "Frontiers" (https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fendo.2018.00794/full), proporciona una visión general actualizada de las funciones de la osteocalcina, una auténtica hormona generada por el hueso. Clásicamente se atribuye a dicha osteocalcina la capacidad de estimular la mineralización ósea por los osteoblastos, mejorando el proceso de crecimiento y recambio óseo.
El citado artículo abarca diferentes trabajos de investigación básica previa en los que se encontró que la osteocalcina regula el normal desarrollo y función del cerebro. Algunos de estos ensayos apuntaban a que ratones deficientes en osteocalcina eran más pasivos y sufrían de mayor ansiedad y disminución de la memoria en comparación con ratones sin dicho déficit. También, anatómicamente, se demostró que el cerebro, especialmente el hipocampo, una parte del lóbulo temporal implicada en la gestión de la memoria, el aprendizaje y las emociones, era más pequeño y menos desarrollado en modelos de ratones con déficit de osteocalcina. Asimismo, en otros estudios se ha descrito que la osteocalcina regula la síntesis de neurotransmisores en el sistema nervioso central, como la dopamina, la serotonina o la noradrenalina. Los autores elucubran con la siguiente afirmación teórica: "Teniendo en cuenta el hecho de que la sociedad occidental está envejeciendo de manera desproporcionada y un número creciente de personas sufren de deterioro cognitivo, la osteocalcina puede ser un agente terapéutico prometedor y novedoso para aliviar estos síntomas".
Concluyendo: ya desde hace tiempo se conoce que el mejor estímulo para la producción de osteocalcina endógena es... el ejercicio! Ergo, se puede asumir que probablemente la realización de ejercicio físico, que estimula la producción de osteocalcina en nuestro sistema óseo, induce un óptimo desarrollo cerebral y sus funciones cognitivas y emocionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario