Una revisión sistemática desarrollada por investigadores polacos, y publicada en la revista Nutrients en 2022, hace unos meses, (https://www.mdpi.com/2072-6643/14/5/1030/htm), repasa el efecto del consumo regular de ácidos grasos omega 3, especialmente presente en el pescado azul, en las personas afectadas por la AR. Son más de 70 los estudios analizados, tanto observacionales como ensayos controlados aleatorizados. El consumo regular en la dieta de estos ácidos grasos (EPA y DHA), derivados del ácido linolénico, contribuye a la mejoría del estado clínico del paciente con AR, al disminuir el dolor y la actividad de la enfermedad. Los ácidos grasos omega 3 inducen propiedades inmunomoduladoras: son un componente esencial en la síntesis de eicosanoides, que producen propiedades antiinflamatorias naturales, no mediadas por fármacos.
Algunos de estos estudios confirman que estos ácidos grasos de cadena larga pueden tener propiedades profilácticas en la formación de AR, aunque no está tan claro su papel en la génesis inicial de la artritis, y sí más bien en la mejora del pronóstico y evolución posterior, una vez iniciada. Por ello, concluyen estos autores, los efectos del tratamiento farmacológico sobre la actividad de la enfermedad en la AR pueden complementarse con la recomendación de un mayor consumo de alimentos que portan omega 3 (sobre todo pescado azul, nueces, y semillas de lino, chía y calabaza).