Investigadores de la Clínica Mayo han determinado que un consumo de
café en cantidades críticas podría traducirse en un aumento de la
mortalidad. Según un estudio publicado en Mayo Clinic Proceedings, el
consumo de más de 28 tazas de café a la semana produce un aumento
significativo de la tasa de mortalidad global del 21%, y en las personas
menores de 55 años, el porcentaje supera incluso el 50%. Sin embargo,
este efecto no se observó entre los consumidores de café mayores de 55
años.
Los científicos evaluaron los datos del estudio Aerobics Center Longitudinal Study (ACLS) a lo largo de una media de 16 años. Entre 1975 y 1998, los individuos respondieron a preguntas relacionadas con las historias de salud personales y familiares y con los hábitos de vida, incluido el consumo de café. Se examinaron los datos de 43 727 participantes (33 900 varones y 9827 mujeres). Se produjeron 2512 fallecimientos durante el periodo de observación (varones: 87,5%; mujeres: 12,5%), el 32% de ellos se atribuyó a enfermedades cardiovasculares.
Se constató un aumento de la mortalidad global entre los varones más jóvenes con un consumo moderado de café, pero este efecto comenzó a ser significativo a partir de 28 tazas por semana, con un incremento del 55%. Entre las mujeres jóvenes, el aumento de la mortalidad doblaba al de las mujeres que no consumían café.
El autor principal del estudio, Steven Blair, de la Universidad de Carolina del Sur, lo resume de la siguiente forma: "A diferencia de lo que ocurre entre los menores de 55 años, los resultados no pusieron de manifiesto ninguna relación entre el consumo de café y la mortalidad global en el caso de los varones y las mujeres de más edad". También señaló que no se encontró ninguna correlación entre el consumo de café y las tasas de mortalidad por causas cardiovasculares en ningún grupo de edad. En cualquier caso, los autores aconsejan a las personas jóvenes que limiten el consumo de café.
Los científicos evaluaron los datos del estudio Aerobics Center Longitudinal Study (ACLS) a lo largo de una media de 16 años. Entre 1975 y 1998, los individuos respondieron a preguntas relacionadas con las historias de salud personales y familiares y con los hábitos de vida, incluido el consumo de café. Se examinaron los datos de 43 727 participantes (33 900 varones y 9827 mujeres). Se produjeron 2512 fallecimientos durante el periodo de observación (varones: 87,5%; mujeres: 12,5%), el 32% de ellos se atribuyó a enfermedades cardiovasculares.
Se constató un aumento de la mortalidad global entre los varones más jóvenes con un consumo moderado de café, pero este efecto comenzó a ser significativo a partir de 28 tazas por semana, con un incremento del 55%. Entre las mujeres jóvenes, el aumento de la mortalidad doblaba al de las mujeres que no consumían café.
El autor principal del estudio, Steven Blair, de la Universidad de Carolina del Sur, lo resume de la siguiente forma: "A diferencia de lo que ocurre entre los menores de 55 años, los resultados no pusieron de manifiesto ninguna relación entre el consumo de café y la mortalidad global en el caso de los varones y las mujeres de más edad". También señaló que no se encontró ninguna correlación entre el consumo de café y las tasas de mortalidad por causas cardiovasculares en ningún grupo de edad. En cualquier caso, los autores aconsejan a las personas jóvenes que limiten el consumo de café.