Lo normal sería que mutaciones con efectos negativos fueran disminuyendo en frecuencia de una generación a otra hasta desaparecer del linaje humano.
Hay dos respuestas a esta pregunta. La primera es que la mayor parte de las mutaciones no se han expresado hasta las últimas décadas y, por lo tanto, la selección no ha tenido tiempo de actuar. La segunda es que algunas de estas mutaciones fueron, paradójicamente, vitales para la supervivencia de la especia humano. Para entender esto hemos de distanciarnos del entorno actual en el que nos movemos y pensar que hace miles de años, e incluso más recientemente, los alimentos no eran ni tan abundantes, ni tan fáciles de conseguir (al menos en nuestro entorno). Por lo tanto, aquellos que tenían mutaciones que podemos calificar como 'ahorradoras', eran capaces de almacenar y retener mejor la energía (es decir la grasa en el tejido adiposo) y de esta manera afrontar los periodos de hambruna con mayores posibilidades de éxito.
Hay dos respuestas a esta pregunta. La primera es que la mayor parte de las mutaciones no se han expresado hasta las últimas décadas y, por lo tanto, la selección no ha tenido tiempo de actuar. La segunda es que algunas de estas mutaciones fueron, paradójicamente, vitales para la supervivencia de la especia humano. Para entender esto hemos de distanciarnos del entorno actual en el que nos movemos y pensar que hace miles de años, e incluso más recientemente, los alimentos no eran ni tan abundantes, ni tan fáciles de conseguir (al menos en nuestro entorno). Por lo tanto, aquellos que tenían mutaciones que podemos calificar como 'ahorradoras', eran capaces de almacenar y retener mejor la energía (es decir la grasa en el tejido adiposo) y de esta manera afrontar los periodos de hambruna con mayores posibilidades de éxito.
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