Desde hace cientos (o miles de años) se han apreciado las propiedades beneficiosas para la salud de bañarse en el mar. Distintas culturas, como por ejemplo la antigua Roma, edificaban instalaciones similares a los balnearios actuales, no sólo en las zonas montañosas en donde suelen darse con más frecuencia los manantiales de agua caliente, sino también en las zonas costeras.
El mar es un auténtico spa marino que cuenta no sólo con el propio agua del mar en sí, sino con otros muchos elementos beneficiosos como las microalgas marinas, los lodos del fondo, la arena y el plancton en suspensión. Y no despreciemos otros elementos coadyuvantes para la salud, como el propio bioclima marino, con la brisa marina, cargada también de micropartículas de agua de mar. ¿Verdad que cuando llegamos después de un paseo cerca de la playa, en un día algo ventoso, parece que nuestra piel está impregnada, como pegajosa? Si la acercas a tu boca, notarás en la lengua el sabor salado del agua marina...
De hecho, después de bañarse en el mar, y para aprovechar más rato las propiedades beneficiosas del agua de mar en nuestra piel, los expertos recomiendan tratar de no ducharse (si es posible, claro), al menos durante 4 - 5 horas. Ello hará que disfrutemos al máximo de la absorción de los elementos de las sales marinas depositados en nuestra epidermis.
El agua de mar es rica en cloruro de sodio, cloruro de magnesio y cloruro de potasio, pero también en iodo, y otros oligoelementos y minerales presentes en su composición. Las algas marinas, además, aportan ciertas proteínas y vitaminas; los lodos de mar aportan azufre, cobre, hierro y cuarzo. El plancton contiene glicoproteínas y vitaminas B y E, que evitan la formación de radicales libres, aportando un plus de nutrición a la piel. Por supuesto, también la vitamina D, si estás un ratito tomando el sol, aunque esto ya fue tratado en otro post del blog.
Todos ellos en conjunto pueden ayudar a prevenir infecciones cutáneas y mejorar dermatosis crónicas como la psoriasis. Asimismo, ayudan al sistema cardiocirculatorio, proporcionan nutrientes básicos en la prevención de la osteoporosis, disminuye los niveles de estrés, etc. Algunos estudios lo relacionan con una disminución de los niveles de dolor en patologías crónicas, como la fibromialgia y la artrosis. Y aunque no son estudios de calidad, otros encuentran asociación con la disminución de la incidencia de cáncer en general, así como un mejor pronóstico evolutivo como tratamiento acompañante.
¿Y qué decir del contacto de la propia arena? Sus partículas, los granos de arena, con base fundamentalmente de silicio, tonifican y son un excelente exfoliante natural, con propiedades relajantes. La piel siempre queda más suave y tonificada tras tumbarse un rato en la playa, con un agradable baño posterior.
El mar es un auténtico spa marino que cuenta no sólo con el propio agua del mar en sí, sino con otros muchos elementos beneficiosos como las microalgas marinas, los lodos del fondo, la arena y el plancton en suspensión. Y no despreciemos otros elementos coadyuvantes para la salud, como el propio bioclima marino, con la brisa marina, cargada también de micropartículas de agua de mar. ¿Verdad que cuando llegamos después de un paseo cerca de la playa, en un día algo ventoso, parece que nuestra piel está impregnada, como pegajosa? Si la acercas a tu boca, notarás en la lengua el sabor salado del agua marina...
De hecho, después de bañarse en el mar, y para aprovechar más rato las propiedades beneficiosas del agua de mar en nuestra piel, los expertos recomiendan tratar de no ducharse (si es posible, claro), al menos durante 4 - 5 horas. Ello hará que disfrutemos al máximo de la absorción de los elementos de las sales marinas depositados en nuestra epidermis.
El agua de mar es rica en cloruro de sodio, cloruro de magnesio y cloruro de potasio, pero también en iodo, y otros oligoelementos y minerales presentes en su composición. Las algas marinas, además, aportan ciertas proteínas y vitaminas; los lodos de mar aportan azufre, cobre, hierro y cuarzo. El plancton contiene glicoproteínas y vitaminas B y E, que evitan la formación de radicales libres, aportando un plus de nutrición a la piel. Por supuesto, también la vitamina D, si estás un ratito tomando el sol, aunque esto ya fue tratado en otro post del blog.
Todos ellos en conjunto pueden ayudar a prevenir infecciones cutáneas y mejorar dermatosis crónicas como la psoriasis. Asimismo, ayudan al sistema cardiocirculatorio, proporcionan nutrientes básicos en la prevención de la osteoporosis, disminuye los niveles de estrés, etc. Algunos estudios lo relacionan con una disminución de los niveles de dolor en patologías crónicas, como la fibromialgia y la artrosis. Y aunque no son estudios de calidad, otros encuentran asociación con la disminución de la incidencia de cáncer en general, así como un mejor pronóstico evolutivo como tratamiento acompañante.
¿Y qué decir del contacto de la propia arena? Sus partículas, los granos de arena, con base fundamentalmente de silicio, tonifican y son un excelente exfoliante natural, con propiedades relajantes. La piel siempre queda más suave y tonificada tras tumbarse un rato en la playa, con un agradable baño posterior.
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