sábado, 17 de diciembre de 2022

La melatonina: una hormona controladora los ciclos vigilia-sueño, el ánimo, y el envejecimiento

La melatonina (https://es.wikipedia.org/wiki/Melatonina) es una importante hormona, segregada por la glándula pineal o epífisis; esta glándula se aloja en el epitálamo, en un punto muy central del encéfalo. Está indirectamente conectada con la retina ocular, regulándose su actividad por los ciclos circadianos de luz-oscuridad. Es famosa por estar implicada en el conocido "jet lag", una disregulación que aparece en los vuelos intercontinentales, cuando viajamos a regiones geográficamente distantes. Aunque su producción, por tanto, es endógena, y regulada por ciclos solares, puede estimularse por el consumo de ciertos alimentos ricos en triptófano, aminoácido precursor de la serotonina, y posteriormente en melatonina. También de forma directa en algunos alimentos, en pocas cantidades eso sí, como la avena, el maíz dulce y arroz sobre todo, y menos en plátanos, cerezas, nueces y tomates.

Se ha observado que la melatonina tiene, entre otras funciones, regular el reloj biológico y disminuir la oxidación. En general, la melatonina influye sobre el sistema inmunológico, enfermedades como el cáncer, cardiovasculares, relacionadas con la salud mental (insomnio y depresión), y el envejecimiento.

Un estudio tipo revisión sistemática de autores rusos y publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences en 2022 (https://www.mdpi.com/1422-0067/23/3/1835), con 180 artículos previos analizados, proporciona una visión general de los principales datos sobre el papel de la melatonina en diversos procesos fisiológicos y patológicos. Entre sus resultados cabe destacar que diversos estudios apoyan que un ritmo adecuado de la producción de esta hormona cerebral podría aumentar la regulación del sistema inmune, previniendo eventos infecciosos, y secundariamente una disminución de la proliferación de células malignas, el cáncer en general. También protege los tejidos gastrointestinales contra los daños causados por el estrés oxidativo y la inflamación, ayudando al equilibrio de la microbiota intestinal. Asimismo, también participa de forma activa en el control de los ciclos ováricos, regulando los niveles de gonadotrofinas (FSH y LH), incluso en el normal desarrollo fetoembrionario.

En las mitocondrias celulares, la melatonina tiene una expresión mayor que en otras partes de la célula, ayudando a combatir el estrés oxidativo (regulando la lipoxigenasa y disminuyendo el óxido nítrico) y la reprogramación del metabolismo alterado en las células por factores externos de daño celular. Este mecanismo podría explicar su implicación en el antienvejecimiento de los tejidos corporales, previniendo además la degradación oxidativa del ADN mitocondrial. Algunos estudios clínicos también han demostrado la eficacia de la melatonina para mejorar los trastornos cognitivos y disminuir síntomas específicos como el pensamiento desorganizado, la excitación, la labilidad emocional y el déficit de atención, mejorando enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

En conclusión, la melatonina, esta auténtica "superhormona", está involucrada en el mantenimiento de la homeostasis en diferentes tejidos del organismo, optimizando su actividad funcional, y afectándose su importante papel bajo la exposición a condiciones ambientales desfavorables, como la falta de luz solar, y sobre todo los ciclos día/noche irregulares.

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