Las personas con obesidad tienen más probabilidades de morir en accidentes de tráfico que los conductores con un peso adecuado y normal, según un estudio publicado en "Emergency Medicine Journal" cuyos autores sugieren cambios en los diseños de los coches.
A partir de los datos del Sistema de Análisis de Víctimas de Estados Unidos (FARS, por sus siglas en inglés) correspondientes al periodo 1996-2008, los científicos buscaron aquellas colisiones en que hubieran estado involucrados dos vehículos de pasajeros de similar tamaño y que hubieran provocado la muerte de un conductor o de ambos conductores. De la criba resultaron 3.403 pares de conductores, con datos disponibles sobre su peso, edad, uso del cinturón de seguridad y airbags.
Casi la mitad de los conductores presentaba un peso normal, uno de cada tres estaba con sobrepeso y casi uno de cada cinco era obeso. Las dos terceras partes eran hombres y casi uno de cada tres contaba entre 16 y 24 años. Asimismo, uno de cada tres no llevaba el cinturón de seguridad correctamente y en más de la mitad de los casos (53%, el airbag se desplegó.
El análisis mostró que el riesgo de muerte aumentaba cuanto más obeso era el conductor, según el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que clasifica la obesidad de los niveles I a III. En el nivel I, las probabilidades de morir eran superiores en un 21% a las de los conductores de peso normal; en el II, el incremento era del 51% y en el III, del 80%.
Por sexos, las mujeres obesas presentaban un riesgo aún mayor, concretamente, un 36% en el nivel I; dos veces más en el nivel II y casi el doble en el nivel III. Curiosamente, los hombres con bajo peso tenían también más probabilidades de morir en un choque que sus pares de peso normal, pero no hubo diferencias significativas entre los diferentes tipos de vehículo, colisión o el uso de cinturones de seguridad, a pesar de que casi un tercio de los conductores que sufrieron una lesión fatal no llevaba debidamente puesto el cinturón.
Los autores subrayan que la parte inferior del cuerpo de los conductores obesos es propulsada más hacia delante en el impacto antes de que el cinturón de seguridad se acople a la pelvis, debido a que el tejido blando adicional evita que el cinturón quede debidamente ajustado, mientras que la parte superior del cuerpo queda retenida. También sugieren que los conductores obesos son más propensos a tener problemas de salud subyacentes, que pueden contribuir a su mayor riesgo de muerte, pero consideran que el diseño del coche se debería cambiar.
"La capacidad de los vehículos de pasajeros para proteger a los ocupantes con sobrepeso u obesidad puede tener implicaciones cada vez más importantes en la salud pública", escriben los autores de la investigacón. Y agregan: "Puede darse el caso de que los vehículos de pasajeros estén bien diseñados para proteger a los ocupantes del vehículo de peso normal, pero sean deficientes en la protección de los ocupantes con sobrepeso u obesidad".
A partir de los datos del Sistema de Análisis de Víctimas de Estados Unidos (FARS, por sus siglas en inglés) correspondientes al periodo 1996-2008, los científicos buscaron aquellas colisiones en que hubieran estado involucrados dos vehículos de pasajeros de similar tamaño y que hubieran provocado la muerte de un conductor o de ambos conductores. De la criba resultaron 3.403 pares de conductores, con datos disponibles sobre su peso, edad, uso del cinturón de seguridad y airbags.
Casi la mitad de los conductores presentaba un peso normal, uno de cada tres estaba con sobrepeso y casi uno de cada cinco era obeso. Las dos terceras partes eran hombres y casi uno de cada tres contaba entre 16 y 24 años. Asimismo, uno de cada tres no llevaba el cinturón de seguridad correctamente y en más de la mitad de los casos (53%, el airbag se desplegó.
El análisis mostró que el riesgo de muerte aumentaba cuanto más obeso era el conductor, según el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que clasifica la obesidad de los niveles I a III. En el nivel I, las probabilidades de morir eran superiores en un 21% a las de los conductores de peso normal; en el II, el incremento era del 51% y en el III, del 80%.
Por sexos, las mujeres obesas presentaban un riesgo aún mayor, concretamente, un 36% en el nivel I; dos veces más en el nivel II y casi el doble en el nivel III. Curiosamente, los hombres con bajo peso tenían también más probabilidades de morir en un choque que sus pares de peso normal, pero no hubo diferencias significativas entre los diferentes tipos de vehículo, colisión o el uso de cinturones de seguridad, a pesar de que casi un tercio de los conductores que sufrieron una lesión fatal no llevaba debidamente puesto el cinturón.
Los autores subrayan que la parte inferior del cuerpo de los conductores obesos es propulsada más hacia delante en el impacto antes de que el cinturón de seguridad se acople a la pelvis, debido a que el tejido blando adicional evita que el cinturón quede debidamente ajustado, mientras que la parte superior del cuerpo queda retenida. También sugieren que los conductores obesos son más propensos a tener problemas de salud subyacentes, que pueden contribuir a su mayor riesgo de muerte, pero consideran que el diseño del coche se debería cambiar.
"La capacidad de los vehículos de pasajeros para proteger a los ocupantes con sobrepeso u obesidad puede tener implicaciones cada vez más importantes en la salud pública", escriben los autores de la investigacón. Y agregan: "Puede darse el caso de que los vehículos de pasajeros estén bien diseñados para proteger a los ocupantes del vehículo de peso normal, pero sean deficientes en la protección de los ocupantes con sobrepeso u obesidad".
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