La práctica del yoga es beneficiosa mejora los factores de riesgo asociados con la enfermedad cardiovascular, y constituye un "tratamiento potencialmente efectivo" para la salud cardiovascular. La conclusión corresponde a una revisión sistemática de 37 ensayos controlados aleatorios con 2.768 sujetos, recogida en un artículo en “European Journal of Preventive Cardiology”. Los autores sostienen que el yoga puede proporcionar los mismos beneficios en la reducción de factores de riesgo que actividades físicas tradicionales como andar en bicicleta o caminar a paso ligero.
El metanálisis pretendía proporcionar una estimación realista acerca de la eficacia del yoga comparada con el ejercicio y con la ausencia de actividad física. Así, comparado con la inactividad deportiva, el yoga se asocia con una mejoría significativa en cada uno de los resultados primarios de los factores de riesgo medidos: el índice de masa corporal se redujo en 0,77 kg/m2; la presión arterial sistólica bajó 21 mm Hg; la lipoproteína de baja densidad se redujo en 12,14 mg / dl, y la lipoproteína de alta densidad aumentó en 3,20 mg / dl.
También hubo cambios significativos en las variables secundarias: el peso corporal se redujo en 2,32 kg, la presión arterial diastólica en 4,9 mmHg, el colesterol total en 18,48 mg/dl, y la frecuencia cardiaca en 27 latidos/min. Sin embargo, no se encontraron mejoras en los parámetros de la diabetes (glucemia en ayunas y la hemoglobina glicosilada).
Las mejoras en los factores de riesgo (IMC, presión arterial, niveles de lípidos) fueron significativas cuando se utilizaron el yoga y la medicación. Concretamente, entre los pacientes con enfermedad coronaria existente, el yoga proporciona un beneficio estadísticamente significativo en la reducción del colesterol LDL cuando se añade a la medicación (estatinas y fármacos hipolipemiantes).
En comparación con el ejercicio en sí, el yoga proporciona efectos comparables a los del ejercicio aeróbico. Los investigadores señalan que esto podría ser a causa del impacto del yoga en la reducción del estrés, "que lleva a un efecto positivo en el estado neuroendocrino, metabólico y la función cardio-vagal".
Los investigadores aventuran que las similitudes del efecto del yoga y del ejercicio sobre los factores de riesgo cardiovasculares sugieren que podría haber "mecanismos comparables de funcionamiento, con algunos posibles beneficios aeróbicos fisiológicos que se producen con la práctica del yoga y algún efecto de relajación para reducir el estrés que ocurre con el ejercicio aeróbico".
Según la autora principal, Myriam Hunink, del Centro Médico de la Universidad Erasmus, en Rotterdam, Países Bajos, y la Escuela de Salud Pública de Boston, Harvard, Estados Unidos, estos resultados indican que el yoga puede ser muy útil para reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con menor tolerancia física, como aquellos con condiciones cardíacas preexistentes, los ancianos o aquellos con dolor musculoesquelético o en las articulaciones.
En definitiva, la práctica del yoga mejora la salud cardiovascular tanto como la práctica de ejercicio aeróbico, o al menos la complementa.
El metanálisis pretendía proporcionar una estimación realista acerca de la eficacia del yoga comparada con el ejercicio y con la ausencia de actividad física. Así, comparado con la inactividad deportiva, el yoga se asocia con una mejoría significativa en cada uno de los resultados primarios de los factores de riesgo medidos: el índice de masa corporal se redujo en 0,77 kg/m2; la presión arterial sistólica bajó 21 mm Hg; la lipoproteína de baja densidad se redujo en 12,14 mg / dl, y la lipoproteína de alta densidad aumentó en 3,20 mg / dl.
También hubo cambios significativos en las variables secundarias: el peso corporal se redujo en 2,32 kg, la presión arterial diastólica en 4,9 mmHg, el colesterol total en 18,48 mg/dl, y la frecuencia cardiaca en 27 latidos/min. Sin embargo, no se encontraron mejoras en los parámetros de la diabetes (glucemia en ayunas y la hemoglobina glicosilada).
Las mejoras en los factores de riesgo (IMC, presión arterial, niveles de lípidos) fueron significativas cuando se utilizaron el yoga y la medicación. Concretamente, entre los pacientes con enfermedad coronaria existente, el yoga proporciona un beneficio estadísticamente significativo en la reducción del colesterol LDL cuando se añade a la medicación (estatinas y fármacos hipolipemiantes).
En comparación con el ejercicio en sí, el yoga proporciona efectos comparables a los del ejercicio aeróbico. Los investigadores señalan que esto podría ser a causa del impacto del yoga en la reducción del estrés, "que lleva a un efecto positivo en el estado neuroendocrino, metabólico y la función cardio-vagal".
Los investigadores aventuran que las similitudes del efecto del yoga y del ejercicio sobre los factores de riesgo cardiovasculares sugieren que podría haber "mecanismos comparables de funcionamiento, con algunos posibles beneficios aeróbicos fisiológicos que se producen con la práctica del yoga y algún efecto de relajación para reducir el estrés que ocurre con el ejercicio aeróbico".
Según la autora principal, Myriam Hunink, del Centro Médico de la Universidad Erasmus, en Rotterdam, Países Bajos, y la Escuela de Salud Pública de Boston, Harvard, Estados Unidos, estos resultados indican que el yoga puede ser muy útil para reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con menor tolerancia física, como aquellos con condiciones cardíacas preexistentes, los ancianos o aquellos con dolor musculoesquelético o en las articulaciones.
En definitiva, la práctica del yoga mejora la salud cardiovascular tanto como la práctica de ejercicio aeróbico, o al menos la complementa.
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