De los siguientes productos, y su combinación... ¿cuál elegirías como la mejor opción de desayuno?
En principio mucha gente probablemente elegiría la opción inferior, por llevar un lácteo desnatado (bajo en grasas), y un producto con cereales, como la magdalena, habitual en nuestras mesas por la mañana. Pero a mi juicio, es la peor opción de las 3 que se presentan.
Sobre la opción superior, del huevo con beicon, podría pensarse que es la peor, por estar repleta de las "abominables" grasas, que nos han enseñado desde hace años que están relacionadas con supuestos eventos cardiovasculares futuros. Sin embargo, no es así. Aunque no hay que abusar de productos cárnicos procesados, el beicon siempre será una mejor opción que la magdalena, repleta de azúcares y quizás otros conservantes añadidos, sobre todo si no son caseras. En cuanto al huevo, ya comenté en anteriores enlaces que no es cierto eso de que hay que limitarlos, "porque suben el colesterol"... Si encima añadimos al plato esa ramita de perejil, o cualquier otro alimento "verde", pues ya tenemos el plato perfecto!
En cuanto a la opción central, se nos ha inculcado durante lustros que no desayunar es algo insano, y que lo recomendable son 5 comidas al día. Pero no es cierto, y diversos estudios avalan los beneficios de los ayunos intermitentes en nuestras opciones dietéticas diarias. Así, como una posibilidad de interesantes beneficios para la salud, podemos hacer ciclos de eliminación de algunas comidas de nuestro día a día, así como incluso ayunos esporádicos de 24 horas, sin problema. Ofrecen efectos saludables, como un mejor control de la insulina, ayuda a una gestión más eficiente del metabolismo de las grasas (evitando su acumulación), aumento de la síntesis de la hormona de crecimiento y las proteínas, etc. Evolutivamente estamos más adaptados a pasar periodos de "hambre", no prolongados, que a la abundancia de nutrientes, que desgraciadamente es la base de la alimentación de los países occidentales y desarrollados. Ello no quiere decir que no podamos desayunar una magdalena, mejor casera, y leche, mejor entera, pero no hace falta que sea a diario. Deben evitarse los productos cereales, enriquecidos con excesos de azúcares: potencian el metabolismo y acúmulo de grasas, y la resistencia a la insulina, haciéndonos engordar y predisponiendo a los temidos eventos cardiovasculares.
En principio mucha gente probablemente elegiría la opción inferior, por llevar un lácteo desnatado (bajo en grasas), y un producto con cereales, como la magdalena, habitual en nuestras mesas por la mañana. Pero a mi juicio, es la peor opción de las 3 que se presentan.
Sobre la opción superior, del huevo con beicon, podría pensarse que es la peor, por estar repleta de las "abominables" grasas, que nos han enseñado desde hace años que están relacionadas con supuestos eventos cardiovasculares futuros. Sin embargo, no es así. Aunque no hay que abusar de productos cárnicos procesados, el beicon siempre será una mejor opción que la magdalena, repleta de azúcares y quizás otros conservantes añadidos, sobre todo si no son caseras. En cuanto al huevo, ya comenté en anteriores enlaces que no es cierto eso de que hay que limitarlos, "porque suben el colesterol"... Si encima añadimos al plato esa ramita de perejil, o cualquier otro alimento "verde", pues ya tenemos el plato perfecto!
En cuanto a la opción central, se nos ha inculcado durante lustros que no desayunar es algo insano, y que lo recomendable son 5 comidas al día. Pero no es cierto, y diversos estudios avalan los beneficios de los ayunos intermitentes en nuestras opciones dietéticas diarias. Así, como una posibilidad de interesantes beneficios para la salud, podemos hacer ciclos de eliminación de algunas comidas de nuestro día a día, así como incluso ayunos esporádicos de 24 horas, sin problema. Ofrecen efectos saludables, como un mejor control de la insulina, ayuda a una gestión más eficiente del metabolismo de las grasas (evitando su acumulación), aumento de la síntesis de la hormona de crecimiento y las proteínas, etc. Evolutivamente estamos más adaptados a pasar periodos de "hambre", no prolongados, que a la abundancia de nutrientes, que desgraciadamente es la base de la alimentación de los países occidentales y desarrollados. Ello no quiere decir que no podamos desayunar una magdalena, mejor casera, y leche, mejor entera, pero no hace falta que sea a diario. Deben evitarse los productos cereales, enriquecidos con excesos de azúcares: potencian el metabolismo y acúmulo de grasas, y la resistencia a la insulina, haciéndonos engordar y predisponiendo a los temidos eventos cardiovasculares.
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