jueves, 23 de agosto de 2018

Las crucíferas: verduras saludables de alto poder nutricional

Las crucíferas no son aves palmípedas del archipiélago de Kiribati. Con este singular nombre se designa a verduras muy saludables, entre las que se incluyen: rúcula, kale (col rizada), rábanos, coliflor, romanesco, repollo, lombarda, col de bruselas, colinabo o colirrábano, brócoli, berza, nabo, grelos, col china, etc.
Una cosa que tienen en común es su contenido en ciertos polisacáridos que no se digieren y que la flora bacteriana intestinal convierte en gas, de ahí que en muchas personas aumenten las flatulencias al tomar crucíferas. Para evitarlo es conveniente acostumbrarse a tomarlas regularmente en pequeñas cantidades, masticarlas muy bien; también cocinándolas brevemente, al vapor. Asimismo, muchas de ellas las podemos comer crudas en ensaladas, para aprovechar al máximo sus nutrientes. No todo va a ser la sempiterna lechuga de nuestra habitual ensalada mediterránea...
Estas hortalizas, muchas de ellas de hoja verde, son ricas en antioxidantes de los que todo el mundo debería incluir, al menos una ración, en su dieta diaria. Las crucíferas son ricas en antioxidantes naturales, fibra, folatos, betacaroteno (provitamina A), vitaminas C, E y K, zinc y selenio, y minerales (magnesio, etc).
Las crucíferas son alimentos, por tanto, de alta densidad nutricional. Destaca su riqueza en calcio: una ración generosa de estas verduras aporta tanto calcio al organismo como un vaso de leche, lo que es muy bueno para la salud metabólica del hueso y prevenir la osteoporosis.
Según algunos estudios ayudan a prevenir enfemedades neurodegenerativas: retrasan el deterioro cognitivo y pudieran ayudar a evitar la aparición de Alzheimer, así como a estimular las defensas naturales del sistema inmune.
Además, esta popular familia de vegetales contiene,un grupo de sustancias llamadas glucosinolatos, responsables de su aroma penetrante y su sabor amargo, considerados como potentes antioxidantes que brindan protección contra enfermedades del corazón, e incluso ciertos tipos de cáncer. De hecho el sulforafano es uno de los componentes más estudiados debido a su actividad antioxidante y anti-cáncer. Los estudios han informado que puede reducir el crecimiento de las células cancerosas e inducir su muerte en pacientes con leucemia. En su digestión se producen tiocianatos e indoles, que son los responsables de sus propiedades antitumorales.
Por último, también intervienen en la gestión metabólica glucídica, por lo que deben estar incluidas en cualquier dieta de adelgazamiento para el sobrepeso y obesidad, así como de control de la diabetes e intolerancia hidrocarbonada.
En las personas con problemas tiroideos, lo único que hay que tener en cuenta es que traten de comer alimentos ricos en iodo, como pescado azul, o sal iodada, para prevenir sus efectos bociógenos. Por otro lado, las personas que tomen fármacos anticoagulantes deberían tener en cuenta que un exceso de estas verduras pudiera contrarrestar parcialmente los efectos de dichos medicamentos (p.e. sintrom): 2 ó 3 raciones semanales no deberían suponer impedimento alguno.

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