jueves, 7 de mayo de 2020

La fisiopatología del coronavirus en versión película

Sería relativamente fácil comparar la pandemia actual con obras del séptimo arte, de corte catastrofista, como Contagio (Steven Soderbergh, 2011), Guerra Mundial Z (Marc Forster, 2013), o Soy Leyenda (Francis Lawrence, 2007). Con pequeñas variaciones, en estas películas la humanidad es afectada por un masivo contagio de un virus desconocido, altamente virulento, letal. Pero es más interesante buscar similitudes y paralelismos en otras producciones cinematográficas, que nada tienen que ver con epidemias virales apocalípticas.
En el largometraje Troya (Wolfgang Petersen, 2004) los griegos, escondidos dentro de un caballo trampa, salen de él a media noche y abren las puertas de la ciudad, permitiendo así que todos los guerreros entren e inicien el saqueo de la urbe. El virus SARS-CoV-2 (que está generando la actual pandemia COVID-19), como muchos otros virus, se comporta como un auténtico caballo de Troya en muchos sentidos: necesita un organismo reservorio (animal/ humano) para saltar a otro huésped. La transmisión del murciélago chino a humanos pudo ser a través de secreciones respiratorias y/o material procedente del aparato digestivo del animal. La vía de transmisión entre humanos es a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros), y las manos o los objetos contaminados con estas secreciones, seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos.
Otro punto de la cadena de contagio en el que el virus se comporta como auténtico caballo de Troya es en el momento de entrar en las células humanas, uniéndose a un determinado receptor (ACE-2) de su superficie, engañándolo para penetrar en su interior. El genoma del virus codifica 4 proteínas estructurales: una de ellas, la proteína S, es la que le confiere la actividad de fusión de la membrana viral con la celular: de esta manera permite liberar el genoma viral en el interior de la célula que va a infectar.
La película Sunshine (Danny Boyle, 2007) muestra como el Sol se está extinguiendo de forma acelerada: la tripulación del Icarus II trata de acercarse, pero la intensa radiación y el calor puede acabar con ellos. También el coronavirus es muy sensible al calor. Se obtiene una reducción de 1000 veces en la cantidad del virus en la muestra analizada tras incubarlo: 7 días (a 22ºC), 1 día (a 37ºC), 10 minutos (a 56ºC), y un minuto (70ºC). El calor no le va bien; por eso se especula con la posibilidad que la llegada de las altas temperaturas del verano ayude a controlar la epidemia. Pero qué pasará en otoño?
En la saga Alien (la primera fue dirigida por Ridley Scott, 1979) existe una historia común: una terrible criatura en estado latente, que despierta para amenazar a los pasajeros de la nave espacial Nostromo. El periodo de incubación medio del coronavirus es de 5-6 días, con un rango de 1 a 14 días; el 97,5% de los casos sintomáticos se desarrollan en los 11,5 días tras la exposición. Actualmente se considera que la transmisión de la infección comienza 1-2 días antes del inicio de síntomas. Además, lo peor, desconocemos el porcentaje de personas contagiadas (y contagiantes) que son asintomáticos, las más difíciles de "controlar" desde el punto de vista epidemiológico. El coronavirus se comporta como un "alien", que siempre ha estado dormido en la naturaleza, y que en algún momento despierta para amenazar a la especie humana.
La oscarizada película surcoreana Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) bien podría representar el comportamiento de cualquier virus, y otros microorganismos. Una familia de estrato socioeconómico bajo pretende prosperar a costa de una familia rica, a la que terminan destruyendo de forma dramática. La célula humana infectada lee el código genético (ARN) del virus que ha penetrado en su interior, y empieza a producir proteínas que mantienen al sistema inmunitario al margen, y ayudan a crear nuevas copias del virus. Conforme avanza la infección, la propia maquinaria celular comienza a producir nuevos ARN virales y otras proteínas, que formarán más copias del SARS-CoV-2. Por fin, las nuevas copias del virus se ensamblan, y se transportan a los límites exteriores de la célula. Cada célula infectada puede liberar millones de copias del virus antes de que la dicha célula finalmente colapse y muera. 
¿Pero qué es lo que realmente daña y destruye al organismo en su conjunto, produciendo daños severos en diferentes tejidos del organismo? ¿Por qué el sistema inmunitario se vuelve "loco" atacando a las propias células amigas de diferentes órganos vitales (sobre todo pulmón y corazón)? Existe una producción llamada Fahrenheit 451 (François Truffaut, 1966) en la que de forma distópica detalla una sociedad atacada por los que supuestamente deben ayudarla: gobernantes y bomberos se ocupan de quemar libros, y detener a todos aquellos que los esconden, para controlar al pueblo. La infección por SARS-CoV-2 activa el sistema inmune innato generando una respuesta excesiva relacionada con una mayor lesión pulmonar y peor evolución clínica. Cuando la repuesta inmune no es capaz de controlar eficazmente el virus, como en personas mayores con un sistema inmune debilitado, el virus se propagaría de forma más eficaz produciendo daño tisular pulmonar, lo que activaría a diversas células defensivas (macrófagos, neutrófilos, mastocitos), conduciendo a la liberación masiva de citoquinas proinflamatorias. Es decir, que literalmente nuestros soldados y bomberos, responsables de la defensa del organismo en situación de agresión por microorganismos externos, se vuelven locos produciendo una intensa inflamación generalizada, que es la que suele acabar con la vida del individuo. La hiperactivación inmune o síndrome de liberación de citoquinas en personas graves suele desencadenar una insuficiencia respiratoria aguda (Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto), describiéndose como la principal causa de mortalidad por COVID-19. Los pulmones no pueden oxigenar la sangre, la bomba cardíaca entra en insuficiencia, microtrombosis en los vasos sanguíneos, los riñones comienzan a fallar... y sobreviene la defunción de la persona!

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